El día 26 de junio se conmemoró el “Día Internacional de la Prevención de los Consumos Problemáticos” y según lo establecido en el Calendario Escolar 2019 por Resolución Nº 4950/18 CGE: “Semana por la Prevención de Consumos Problemáticos y Adicciones”.
Toda adicción implica la imposibilidad de comunicarse, de exteriorizar el conflicto, lo que lleva a no pedir ayuda. La adicción controla a la persona, en primer lugar produce una sensación de placer y en casos extremos lleva a la dependencia, tanto psíquica como física, que se transforma en condicionante de nuestra rutina diaria. Aquello que nos producía originariamente placer, al transformarse en adicción provoca displacer y esto se sucede cuando se da su privación, produciendo cambios a nivel anímico y vincular que generan el distanciamiento del sujeto con su contexto y con los otros.
La adicción afecta a cualquier persona, en cualquier edad; cualquiera de sus manifestaciones produce una acción sobre el sistema nervioso que a corto o largo plazo modifica sus funciones, el acostumbramiento compulsivo a no poder interrumpir su uso y un posterior daño o deterioro evidente en el organismo y en su calidad de vida.
Cualquier consumo excesivo se convierte en adicción, desde la actividad física en exceso, el trabajo, el tabaquismo, el alcohol, el juego, la comida, el uso de las nuevas tecnologías, entre otras. Implican acciones que en un primer lugar producen placer pero luego pasan a gobernar nuestras vidas.
Entender el consumo como problemática social nos interpela a revisar y analizar los diferentes paradigmas y representaciones sociales respecto del consumo problemático que nos atraviesan y que determinan actitudes y acciones, muchas de las cuales reproducen la desprotección y la exclusión.
Quien encuentra un sentido en la vida, quien encuentra más deseo en el estar viviendo, tiene menos riesgo de que un consumo se vuelva problemático o se torne el centro de su vida. Cuando el consumo se vislumbra como única posibilidad, la escuela puede ofrecer alternativas existenciales: espacios y tiempos donde los estudiantes puedan sentir que importan para alguien, que hay un otro significativo que los convoca, que los necesita para llevar adelante una clase, una actividad, un proyecto.
Como actividad alusiva, los alumnos participantes del taller de teatro “Sempiterno” de nuestro Colegio, a cargo de la profesora Avalos Sharon, representaron una obra de teatro titulada “Pedro desorientado”; luego de la cual se dio paso a un momento de reflexión y debate.La adicción afecta a cualquier persona, en cualquier edad; cualquiera de sus manifestaciones produce una acción sobre el sistema nervioso que a corto o largo plazo modifica sus funciones, el acostumbramiento compulsivo a no poder interrumpir su uso y un posterior daño o deterioro evidente en el organismo y en su calidad de vida.
Cualquier consumo excesivo se convierte en adicción, desde la actividad física en exceso, el trabajo, el tabaquismo, el alcohol, el juego, la comida, el uso de las nuevas tecnologías, entre otras. Implican acciones que en un primer lugar producen placer pero luego pasan a gobernar nuestras vidas.
Entender el consumo como problemática social nos interpela a revisar y analizar los diferentes paradigmas y representaciones sociales respecto del consumo problemático que nos atraviesan y que determinan actitudes y acciones, muchas de las cuales reproducen la desprotección y la exclusión.
Quien encuentra un sentido en la vida, quien encuentra más deseo en el estar viviendo, tiene menos riesgo de que un consumo se vuelva problemático o se torne el centro de su vida. Cuando el consumo se vislumbra como única posibilidad, la escuela puede ofrecer alternativas existenciales: espacios y tiempos donde los estudiantes puedan sentir que importan para alguien, que hay un otro significativo que los convoca, que los necesita para llevar adelante una clase, una actividad, un proyecto.
Las docentes a cargo fueron García Sandra, González Sabrina, Paván Claudia, Mateos Ingrid, Benítez Mariela y Barbosa Belén.